Buena Suerte
Defender la esperanza a capa y espada, la música nuevamente como arte, el lujo de trascender a las modas, celebrar sin buscar aceptación.
El nuevo trabajo de Zalo Solo va directo a la raíz, hace esto que el hip-hop ha hecho tan bien con el sample: toma de todo lo que le gusta y lo resignifica en nuevos escenarios, con su propia impronta, y define su voz: algo que todos quienes se tildan de artistas deberían perseguir. Hay salsa, house, bossa nova, trap. Pero no es ninguna de estas cosas, Buena Suerte es un disco sólido y experimental, personal y meditado, positivo desde su título y realista desde su posición. Sin lugar a dudas marca la madurez de Zalo no sólo cómo artista, sino como persona, enfrentándose a las estrofas más sensibles y hondas que ha escrito.
Este disco está atravesado a lo largo y ancho por el amor en todas sus formas: los vínculos afectivos como el éxito en Familia, la complicidad de compartir la vida en Intensa, las emociones a flor de piel en Desfogar o las tristezas del querer en Superhéroe. Cada canción tiene una perspectiva diferente de las distintas caras de esta idea central, y todas nos revelan profundamente el crecimiento del artista.
Más que un híbrido es único en su clase, con una renovación de flow y escritura, la presentación de un universo visual creado desde cero y ritmos nuevos en los que devela la versatilidad latente que aún no había explotado: un todoterreno que mantiene su personalidad sin quedarse en lugares cómodos, dando saltos hacia delante. Sin limitarse en lo que tiene para decir, sin acotarse a los beats que produce, Zalo se abre de par en par, rindiendo cuentas sólo a la música y a la dura tarea de la introspección, creando una experiencia musical, cinematográfica y emocionalmente envolvente.